A — No
sabía si ibas a venir.
B — ¿Por?
A — Cuando
te vi ayer no parecías muy convencido.
B — ¿Y
cómo querés que esté? Obvio que dudo de esto, pero quiero hacerlo. De eso
estate seguro.
A — Bueno,
pero más te vale que si en algún punto estás en desacuerdo, quiero que me lo
digas ahora. Después no me jodas con que te
abrís.
B — No,
no me estoy echando para atrás, es que… no sé… tengo un poco de miedo.
A — ¡¿Miedo,
a qué carajo le tenés miedo?! Es simple, no hay huecos en esto, ¡ya
te lo expliqué!
C — SHHhhh!!!
B — Perdón.
B — Bueno
está bien. Tenés razón, perdoname.
A — ¿Empiezo?
B — Sí,
sí dale…
A — Bien.
Él, todos los días se levanta a las seis y media, entre que desayuna y todo, lo
esperan en la puerta a las siete y media. Tenemos a tres vigilando en la parte
de atrás y cinco en el frente. Así que hasta ahí es imposible.
B — ¿Y
que hay del recorrido del auto?
A — Ahí
voy, esperá. Tenés que saber dónde es que lo tiene. Porque no lo lleva con él,
no, lo lleva uno de los abogados.
B — ¡¿Qué?!
¿Cuál?
C — SHHhhh... señores!
A — Vamos
un toque más atrás.
A — Un tal Castro, lo vas a reconocer porque es el único que
tiene rulos de los seis.
B — ¿Seis?
A — No empieces a quejarte. Porque ya me dijiste que estabas
de acuerdo. Así que te pido, no me rompas las pelotas. ¿Estamos?
B — Estamos…
A — Son tres abogados y dos asistentes. Quien tiene… ¿En
serio estás conmigo?
B — Sí, ya te dije.
A — Sí, “ya me dijiste”, pero pareciera que seguís dudando.
Esto no es para hacer a medias, si lo vamos a hacer, lo hacemos bien. Tiene que
salir perfecto ¿Me entendíste? ¿Me entendiste? Bueno, así
me gusta. ¿Dónde iba? Ah, sí, el abogado de rulos es el que lo
tiene, y siempre, pero siempre, se sienta en la parte izquierda de la
camioneta, en el asiento de atrás del conductor. Así van hasta el edificio de
la calle San Juan, en el edificio se bajan dos de ellos, que son los que llevan
la contabilidad y esas cosas, a esos los dejamos. La camioneta va a seguir
hasta el juzgado, y ahí bajan. ¿Me seguís hasta ahí?
B — Sí, sí.
A — Bien hasta ahí no tenemos ni chance, pero a eso de las
doce y media salen a comer, van a ir al mismo restaurante que te mostré la
semana pasada, el de los vidrios espejados ¿Te acordás? Bien, ahí es donde
entrás vos.
B — Donde voy y me pido una mesa… ¿no?
A — Sí… acordate, pero acordate… de tener bien localizadas
las salidas, es lo primero de lo que tenés que hacerte una nota mental, tanto
las de adelante como las de atrás. Después te sentás en una mesa de atrás, pero
mirando hacia la puerta, así cuando te acerques a su mesa pareciera que te
estás yendo, y así también, tenés mejor carrera para irte. Pedite algo que
salga rápido y lo comás aún más rápido, así, si o si, terminás cuando ellos
estén empezando. ¿Me seguís hasta ahí?
B — Sí si… me estoy situando de cómo sería más o menos…
A — Okey. Ahora, ellos se sientan de la siguiente forma.
Candia se sienta mirando hacia fuera, así que va a estar de espaldas a vos. Los
otros dos a los costados, uno a su izquierda, del lado del pasillo y otro a su
derecha. Y Castro de espaldas a la puerta, así que lo vas a tener de
frente. ¿Bien? Esteee… bueno, Castrodeespaldasalapuertay…
Ah, sí, lo más importante: El portafolio. El portafolio
lo van a tener, no del lado del pasillo, sino del otro, por eso tenés que
calcular bien el ángulo con el que te vas a acercar.
B — ¿Y cuándo decías que era mejor acercarme?
A — Cuando les lleven la comida, donde el mozo esté encima de
ellos sirviéndoles. Los va a atender Cristian, así que, prestá bien atención al
tiempo que necesitás para llegar a su mesa, ahí agarrás el portafolio y salís
corriendo, no importa lo que escuches después, vos corré. ¿Entendiste?
B — Sí, todo lo mío sí, pero lo último no. ¿Qué es eso de que
“no me preocupe por lo que escuche”?
A — ¿No se entiende? Que yo le voy a disparar, vos agarrás el
portafolio y ahí le disparo. ¡Está
clarísimo!
B — ¿Pero para qué le vas a disparar?! Si yo ya tendría el portafolio…
A — No vas a querer que lo deje viviendo cuando se entere de
quién sos… no te conviene… no nos conviene a nadie.
B — Pero… pero…
A — Pero NADA! Ya está planeado así. Vos ya dijiste que lo
ibas a hacer, así que no tenés excusas. No te me vengas a hacer el cura ahora,
sabés bien lo que estamos haciendo, eh? Así que te quiero
concentrado, sin ninguna clase de puto juicio moral… ¿Okey?
B — .……..
A — Respirá, dale respirá, tranquilizate, tranquilo,
tranquilo... ahí está, bien, tomá aire… largá… así, bien pichón. No te vengas
ahora con el asma.
B — No es que… me mareé un poco, nada más.
A — ¿Estás bien ahora?
B — Sí, si si… Sí.
A — Bien ¿Alguna duda de todo lo que te dije? Si es por el
tiro no te hagas drama, estuve practicando, no te voy a dar ni a vos ni a
Cristian, un disparo certero al cuello para que sangre más, y listo, nos vamos.
B — Bien, pero un pregunta ¿Qué hay en ese bendito
portafolio?
A — Eso es lo más divertido. No tengo ni idea qué tiene.
B — ¿Entonces?
A — ¿A vos hay que explicártelo todo?
D — “Hemos finalizado la misa, podemos irnos en paz”
A y B — Demos gracias a Dios…. Enelnombredelpadredelhijoydelespíritusanto Amén.
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Noticia del jueves 6 de julio, “Diario
Local” Pág. 8:
Caso Correa
Ayer al
mediodía murió asesinado el diputado Rubén Candia de 64 años, mientras
almorzaba en un restaurante de la ciudad.
Se lo
recuerda a Candia como el principal acusado en el caso Correa, en donde Julieta
Correa de 11 años fue encontrada sin vida en un descampado en General Vidal el
pasado 13 de abril.
Se presume
que lo sucedido en el restaurante se trató de un asalto, ya que uno de sus
abogados fue despojado de su maletín, de donde se calcula había una suma de $25.000.
Efectivos de la seccional 23 informaron que……….
(Marcos Ariel)